Hoy,
me siento
pequeña, perdida,
y
arrugada
tras pasar por tus manos.
Has aplastado,
con fuerza,
mi cuerpo
hasta convertirla
en una informe
bola de papel.
Escucho tu risa
mientras me lanzas
contra la pared.
Aún así,
te levantas,
me recoges,
jugueteas conmigo.
No entiendo
el por qué
de tu conducta.
Conservo la esperanza.
Pienso que
recordarás los buenos tiempos,
aquellos
en los que me besabas,
escuchabas mis palabras,
me abrazabas.
Pero no,
no me estiras,
sigues jugueteando conmigo.
Alguien te llama.
Despectivamente,
me lanzas dentro de la papelera,
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