tu beso.
Nuestras bocas
ya
habían sido amigas,
cómplices,
amantes.
Nuestras lenguas
ya
había jugado
durante horas,
felices,
divertidas.
Hace un año
me llamaste.
Mi cuerpo
no estaba preparado.
Seguía sumido
en su letargo,
en la rutina
de su tristeza.
Tenía miedo.
Esperaste.
Pero recordé
nuestras risas,
nuestras canciones,
nuestras fotos,
nuestras charlas.
Jamás nos enfadamos.
Cuando estamos juntos,
retrocedemos al pasado.
Sin quererlo,
nos volvemos niños
y corremos,
saltamos,
reímos,
gozamos.
Aparcamos nuestro mundo,
lo dejamos a un lado,
para crear el nuestro,
ese en el que bailamos,
bajo unos soportales,
la canción que canta
un hombre
con micrófono y una cesta,
para las monedas,
que
se acerca agradecido
convirtiéndonos
en parte de su función,
un teatro irreal
ese
en el que a ti
y
a mí
nos gustaría vivir siempre.
Photo by Oli Scarf
Cada uno crea su propia obra de teatro, la crea y recrea como mejor le parece, lástima que muchas veces dista mucho de la realidad, y el despertar a la vida, al momento, hace que queramos seguir soñando.-
ResponderEliminar