Quiero escribir y
no puedo.
Otra vez son ellos.
Horadan lentamente
mi pecho,
hasta dejarme sin respiración.
Cercenan sin pudor
aquello que es mío y
no de ellos,
mis palabras,
con las que evoco
lo que siento
a cada momento.
Me desespero.
Hoy
hubiese deseado
disertar sobre amor
pero
no puedo.
Me confunden
con sus confusos consejos.
Me adoctrinan
en una religión que ya no entiendo.
Ansío
que descansen
de mí,
que me olviden
por un instante.
Necesito
una tregua.
Necesito
un trato.
Necesito
volver a ser libre
aunque el plazo lo marquen ellos,
para así
poder escribir.
Fotografía de Miejam Appelhof.
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