sin ser nada.
Mi cuerpo aparece
diseminado por la habitación
hecho añicos.
En una esquina,
mis piernas y mis manos.
Junto al alféizar,
mi cabeza, boca abajo, junto
a cinco costillas.
Bajo la cama,
mis dos clavículas,
mi cuello,
mi espalda.
El resto ha desaparecido.
Soy una nada
pensante,
angustiada antes por su corporeidad
y ahora,
por esa ausencia de carne.
Porque,
¿cuánto dura la nada?
¿y la angustia?.
No quiero pensar,
quisiera pensar en nada,
pero aún siendo nada,
he tenido un inicio y un final,
y eso evoca recuerdos,
y los recuerdos obligan a pensar.
Desearía ser una nada
inerte,
muerta, sin vida,
sumida en un vacío que es carencia,
que es la ausencia misma de esencia
Sólo en esa nada
viviré sin angustia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario