De mi estúpida manía de querer,
demasiado;
de desear
que tú y yo, seamos uno;
de mis besos, boca a boca,
con nuestras lenguas jugando.
Te libero de mis rarezas,
mis manías y obsesiones.
Te libero de mi cuerpo delgado,
demasiado frivoso,
de pechos pequeños,
manos de chico,
un cuerpo
elástico y nervioso.
Te libero de mi voz de niña,
de mi pelo corto,
de mis ojos grandes
y mi nariz extraña.
Te libero de mis miedos
e inseguridades,
de los monstruos que me habitan,
de mis pesadillas,
de la pesada mochila que cargo
sobre mis hombros.
Te libero de mis poemas,
mis historias,
mi maldita verborrea.
Te libero de mis problemas,
de las inquietudes que me acucian,
de mi presente inquieto,
de mi futuro incierto.
Te libero de mí,
de mis libros,
de mi casa,
de mi cama,
de mi perro.
Eres libre para marchar
ya sin mí.
No voy a retenerte.
Ya no tengo fuerzas para confiar.
La caja de cerillas que me entregaron
al empezar a vivir
apenas tiene ya fósforos que encender.
Así estoy yo.
Ya no me siento capaz
de alumbrar a nadie,
ni tan siquiera a mí.
Fotografía Monika Serkowska
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