y
no puedo.
Tengo agarrotados
por el miedo,
los dedos de mis manos.
Miedo a no saber
cómo decir
lo que siento.
Y la angustia
se instala en mi garganta
quemándome con furia incontrolada.
Y lo intento.
Y sé que son, nuevamente, ellos.
Los que cosen mis párpados,
los que hilvanan mis labios,
los que pespuntean mi corazón
y
ribetean mi alma.
Esos que toman mi mente como casa
y
convierten mis noches en infiernos.
Sé quienes son aunque
nunca los vea.
Constantemente,
ordenan,
atemorizan,
obsesionan,
silencian mi voz
ya de por sí apagada.
Y debo cortar las cuerdas
que me tienen a ellos atada.
A mis monstruos.
Esos que nunca descansan,
esos que jamás dan una tregua,
los invictos
frente a mí
su prisionera.
Fotografía Jennifer Hudson
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