y tú
un experto en papiroflexia.
Sin cuidado,
doblas y
vuelves a doblar
mis brazos, que desaparecen
escondidos
tras mis piernas
flexionadas
en un ángulo recto que
también acoge
por un lado
mis ojos cegados,
mi boca enmudecida y
mis labios desnudos de besos.
Vuelves a doblarme y
es entonces cuando
mis pequeños pechos
son cercenados
hasta casi desaparecer,
junto a mi cuello,
donde tantas veces jugaron
tus manos y
mi espalda, lámina de piel
que acariciabas.
En el último pliegue,
el camino que seguías
para habitarme,
se ha quebrado y
la puerta del sexo
ha quedado escondida
entre ángulos y esquinas.
Ya has finalizado.
Me observas convertida
en una figura
sin formas,
ciega y muda.
Hace tiempo que deseabas
verme así.
Has levantado la puerta
del cubo de basura y
sin pensarlo,
me has tirado.
"The lying woman" 1994 (Kurarov)
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