la voz castradora,
la que recrimina,
la que condena cada paso que doy.
Para ti
todo es sucio,
digno de pecado y
eso soy yo
para ti
una pecadora,
tan solo porque
soy mujer y deseo,
porque
soy madre y amo.
Para ser pura
debería
arrancar mi corazón,
cercenar mi sexo,
mutilar mis pechos y
no conocer varón.
Sólo así,
para ti,
sería una mujer limpia.
Pero, lo siento,
estoy viva y deseo,
siento, amo.
Y no,
no me siento sucia por amar,
al contrario,
siento que resplandezco,
cada vez que,
aquel que amo
pasa su mano por mi cuerpo
desnudo y tiemblo.
Y, aún así,
sigo siendo,
madre,
mujer y
libre de todo pecado.
Fotografía Leslie Ann O'Dell
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