siempre me pierdo,
en mi cuerpo,
en tu cuerpo.
Intento encontrar
el camino
que me lleve
al beso, a tu beso,
pero
tus clavículas me distraen,
y mi lengua,
desorientada,
se pierde en el laberinto
de tu nuca,
de tu cuello.
Deseo abrazarte
pero
no encuentro mis brazos,
los he perdido.
Me acerco a ti,
busco tus manos y
solo hallo
unos enormes ojos que me miran
tristes, desalentados
porque
ellos no saben rodear mi cuerpo,
solo pueden contemplar
la desesperación de mi anhelo.
Deseo que me habites,
sin embargo,
he olvidado la senda
que conduce a mi sexo.
Esta vez me sonríes,
me pides que no intente
recordar,
sabes que no vas a errar
en el camino emprendido.
Pronto la aritmética se equivoca y
la suma de dos es, por esta vez, uno.
Pintura Jarek Puczel
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