sin rumbo.
Creo seguir la estela
de tu sombra pero
no sé, no estoy segura.
Mis ojos, a oscuras,
no ven, escuchan y
se guían, tan solo,
por los guijarros
que tú,
el que me amaba,
dispuso en el camino
para que mis pies,
descalzos,
confundidos y heridos,
desesperados decidan
que sean mis manos quienes,
sin fuerza,
continúen con tu búsqueda.
Pero, en ese momento,
mi boca,
vacía, desnuda,
sin besos,
reacciona y le dice a mi cuerpo;
"¡Basta, no sigas,
gira sobre tus pasos.
Ese que ha dispuesto guijarros,
dispersos,
en tu camino,
no merece ser tu guía,
aunque un día te amase,
ni tan siquiera merece
convertirse en la sombra
que tu cuerpo,
desnudo,
proyecta".
Mis piernas,
cansadas,
escuchan y decididas
emprenden un nuevo camino,
sin búsquedas.
Ahora soy yo
quien desea ser
hallada.
Fotografìa Noell S. Oszwald
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