Soy incapaz de simular una mueca.
Mi boca hace tiempo que no responde.
La tristeza ha anidado en mi cabeza,
se ha instalado en mi corazón,
ha hecho de mis ojos su ventana.
Mis sueños se han desvanecido,
ninguno de ellos se ha cumplido,
ninguno de ellos se ha quedado.
Y luego, tú, el que ibas a ser mi amor perfecto,
mi compañero, mi complemento,
mi último guía en el transcurso de mi vida.
Te has convertido en un desconocido,
del que ya no recuerdo el sabor de sus besos,
ni el olor de su cuerpo.
Tuvo que aparecer ella para olvidar todas tus promesas.
Me habías prometido que no recordabas su cara,
que ni tan siquiera te acordabas del tono de su voz
Pronto olvidaste el camino a mi cuerpo,
nunca más recordaste la senda de nuestros encuentros
y jamás retomaste el atajo a mi cuello.
Mis labios ahora están secos sin tu boca
mis manos, inertes sin tus caricias,
mi hogar, vacío sin tus dedos.
Sé que eres feliz,
que no te importa mi tristeza.
¿Cómo va a importarte si ya no me recuerdas?.
Solo sé qué vendería mi cuerpo al mejor postor
si con ello pudiese olvidarte.
No lo hago porque sé que jamás lo lograría.
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