espirales infinitas,
laberintos sin salida
y yo, en medio.
Me siento atrapada
en una vida que no es vida,
en una suerte de pesadilla sin fin,
en mi mente enferma y atropellada.
Me siento agredida,
violentada, rechazada,
desprotegida, amenazada,
atemorizada, falta de amor.
No sé qué debo hacer
para no molestar.
Desconzco ya si debo hablar
o si es preferible callar.
Siento que me han robado mi vida.
Ya no me pertenece, es propiedad de otros,
señores feudales de mi voluntad,
con derecho a pernada en mi lecho.
A veces deseo introducirme
en esos círculos concéntricos,
en esas espirales infinitas,
en esos laberinos sin salida y ser absorbida por ellos para no volver.
Fotografía de Martina Mankova
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