Se escapa otro verano.
Desdibujado ya de colores,
envejecido tras finalizar
su estación.
Ha sido un verano extraño, triste,
desvencijado,
desquiciado,
destartalado.
El otoño que, en apenas dos días,
se instalará entre nosotros
traerá como siempre
las playas vacías,
el amarillear de los árboles,
sus hojas caídas.
Siempre me ha parecido triste.
Es la madurez de un año
consciente de que el invierno
será su vejez y su ocaso.
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