luchando
contra el absurdo,
el tedio,
el miedo,
la nada
puedo asegurar
que
desgasta
el ánimo,
agota
el alma
cuando,
a veces,
lo único
que
necesito
es
improvisar.
Dejarme llevar
por el momento,
respirar sin pensar
en inhalar
y
en exhalar
el aire que me rodea
porque
soy libre,
porque
nadie es mi dueño.
Saber
que
si ansío volar
solo debo
asomar
mi cuerpo al precipicio
y mirar al vacío,
sin miedo.
Comprender
que
si deseo sentir
placer,
puedo gozar
sin rendir cuentas
a nadie.
Entender
que
si anhelo vivir
únicamente debo
abrir mis ojos,
mostrar mis manos,
caminar serena
y
jamás pensar
en
mañana
porque
el tiempo, realmente
no existe
y
algo que no es
no puede dañarme.
Photo by Noell Oszvald
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