madre,
poeta
y libre.
Como mujer
Como mujer
me he replegado,
doblado,
encogido
hasta casi desaparecer.
Pero ya no.
Jamás volveré
a bajar la cabeza,
acataré órdenes
arbitrarias,
aceptaré silencios
impuestos.
Como madre
Como madre
he tenido que justificarme,
explicar
a un recién llegado,
cuál es una de las mejores
hazañas de mi vida
y, nuevamente,
bajar la cabeza.
Pero ya no.
He parido a mis dos hijas
con dolor.
Es tanto el amor que siento
que duele
y
nadie
podrá anteponerse
a ellas.
Como poeta
Como poeta
doy rienda suelta
a mis miedo
y
a mis vicios,
a mis emociones
y
a mis pasiones,
a mi angustias
y
a mi locura.
Pero también
he tenido que soportar
reproches
de pequeños hombres
que
siempre
se ven reflejados en mis palabras.
Y me acusan.
Y me condenan.
Y he bajado la cabeza.
Pero ya no.
Pero ya no.
Porque, ante todo,
soy libre.
No tengo que justificarme,
explicarme,
replegarme,
retirarme
ante nadie
que
no sea yo
misma.
Porque soy
la única dueña
de mi tiempo,
de mi cuerpo,
de mi mente.
Photo by Amy Judd
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