etérea,
ingrávida,
seráfica,
sutil.
Estoy volando
sobre la cama,
convertida en aire,
y
te observo.
Junto a ti,
la huella de mi cuerpo,
cuando
aún era tangible
pero tú no me tocabas.
Aprecio
mis labios,
huérfanos de tus besos
y
mis manos,
cercenadas por la ausencia de tu tacto.
Aún resuena
el eco de tu voz,
ordenando
que me retirara de tu lado,
que era
demasiado pequeña
para ti.
Y yo,
ilusa,
te creí.
Cansada de ésta constante sed
de tus brazos
vendí mi alma al diablo.
Ahora soy aire
y
me respiras,
me inhalas y me inspiras.
Envuelvo
tu cuerpo,
me transpiras
y
me exhalas
Nunca había estado
tan cerca de ti.
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