un poema de amor.
Un hombre, una mujer,
no se conocen.
Caminan perdidos
sin saber
que
andan buscándose.
Se miran,
sonríen y
hablan.
El tiempo pasa fugaz,
tanto que
cuando se dan cuentan
han recorrido ya
quince mil besos
y
doce mil caricias.
Sin pudor
caminan de la mano,
sin temor
se dicen
"te amo",
sin miedo
se habitan disfrutando.
Sus salientes y sus entrantes
encajan
a la perfección.
Hasta sus sonrisas
están sincronizadas
en un baile improvisado
al que están invitados
sus brazos,
sus bocas
sus ojos y
sus piernas.
Son, sencillamente, felices.
A veces, la aritmética se equivoca
y
uno y uno no son dos
es, simplemente,
único
Fotografía Napie Moksin
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