han vuelto otra vez,
ellos,
los que chupan mi sangre,
cada noche,
sí,
esos que no tienen ojos,
pero escuchan,
hablan y
me vigilan.
Constantemente están
al acecho.
Pero,
¿por qué a mí?,
¿por qué mi sangre?.
Nos interesas tú,
me dicen,
porque
respiras, duermes,
sueñas, piensas,
constantemente piensas
y, sobre todo,
vives
sin vivir apenas,
porque te odias
y
te desprecias,
porque casi estás muerta,
porque no necesitas
tu sangre.
Fotografía Rachel Baran
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