Todo lo que no sea
mirarle absorta, escucharle embelesada,
adelantarse a sus deseos, implicarse en sus planes,
es tomado por herejía.
Ella debe pensar en sus problemas.
Eso sí,
todos los suyos a él le molestan, le cansan,
le aburren, convierten su vida en un infierno.
¿Se ha parado a pensar en lo poco que ella necesita para ser feliz?.
¿Alguna vez él ha intentado ponerse
en su piel?.
Ella si ha hecho ese ejercicio y, puede asegurar,
que su vida es un vergel con escasas sombras y humedades.
Pero todo aquello que trastoque su vida es considerado un atentado.
El amor ha de ser recíproco. Si no, no es amor,
es un juego en solitario.
Cuando dos personas, presuntamente aman,
esperan del otro, al menos, amor,
no gritos, no miradas aviesas, no evasivas, no huídas a traición.
En una pareja siempre hay uno que pone más, pero
todo tiene un límite.
Aunque también puede pasar que lo que ella haga,
él lo considere obligación por ser su par en la vida.
Ella solo desea albergar la esperanza de recibir alguna vez un simple "gracias",
¿acaso él no ve con lo poco que se conforma ?.
Ella desea seguir su mismo camino, pero
él no lo pone fácil.
Si cada pequeño error va a ser tomado como una traición planificada a conciencia,
va a llegar un día en el que la ilusión se haya evaporado y
como el agua hecha vaho, desaparezca en un suspiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario