caricias suaves, caricias aladas,
caricias que empezaban en mi cintura y
tras recorrer mi espalda, bordeando mis costados,
anidaban en mi nuca, donde sin sentido jugaban.
Hoy soñé besos,
besos dulces, besos veloces,
besos que iniciaban su trayecto en mi vientre y,
sin dejar de ser besada, ascendían por mis pechos,
retozaban en mi cuello para eclosionar, valientes, en mi boca que esperaba.
Hoy soñé palabras,
palabras dóciles, palabras apasionadas,
palabras que comenzaba a escuchar en un tono cálido y,
una tras otra, hilvanaban hermosas frases que alguien susurraba a mi oído,
convirtiéndose, al instante, en alocadas declaraciones de amor.
Hoy, tras soñar caricias, tras soñar besos, tras soñar palabras,
desperté y tú no estabas. Hacía tiempo ya de tu marcha sin regreso.
Cierto es que nunca tus caricias, nunca tus besos, nunca tus palabras,
fueron alados, dulces, apasionados.
Me giré, cerré los ojos y deseé volver a sentir a ese desconocido de mi sueño,
ese que ya había pasado a ser el habitante de mi soledad.
Fotografía de Katerina Plotnikova
No hay comentarios:
Publicar un comentario