no sería necesaria tu pregunta:
"¿me quieres?".
Yo te quiero sin condiciones,
sin papeles de por medio,
tal como eres, libre, sin leyes.
Te quiero porque no eres perfecto,
porque te equivocas y lo asumes,
porque te enfadas como un niño.
Te quiero por nuestros paseos de la mano,
por las largas conversaciones mientras cenamos,
por ya tantos viajes juntos.
Te quiero aunque tengas una ceja más alta que la otra,
tu nariz demasiado recta y
a tu cuello le falte fortaleza.
Te quiero porque muerdes cuando besas,
porque jugamos en la cama como niños
porque, cuando me abrazas, me das calor y cobijo.
Te quiero porque tu piel sabe dulce,
porque cuando te despiertas hueles a limpio,
porque me gusta enredar mis dedos en tu pelo.
Te quiero porque te añoro al segundo de haberte ido,
porque te deseo entero, desnudo o vestido, dormido o despierto,
porque tu voz grave se torna tierna cuando me hablas al oído.
Te quiero porque sé que sin ti no existo,
porque vivo para estar junto a ti, a tu lado, contigo,
porque si tu no estás me falta el aire que respiro.
Te quiero porque te quiero,
porque no conozco otro motivo mejor para quererte,
porque antes de quererte, ahora sé, que jamás había querido.
Por todo ello, te digo que si me quisieras como yo te quiero
no sería necesaria tu pregunta:
"¿me quieres?".
Ahora soy yo quien duda,
ahora soy yo la que pregunta:
"¿acaso tú me quieres como yo te quiero?.
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