he decidido guardar, escondidos,
en un rincón del más recóndito cajón,
tus miradas y tus silencios.
Bajo la cama, en una maleta,
envueltos en papel celofán, introduje
tus interminables abrazos,
nuestros encuentros de amor.
En un pequeño cofre, con sumo cuidado,
he distribuído nuestras conversaciones,
aquellos tangos que bailamos desnudos,
nuestras canciones y nuestras risas.
En una caja he metido tus recuerdos,
tus besos, tus caricias y por la ventana
he tirado todas tus promesas incumplidas
cosidas a cada una de mis ilusiones rotas.
Solo ha habido una cosa que he querido conservar:
aquel jersey azul marino que te regalé, simplemente porque
conserva intacto el olor de tu piel.
Él será mi compañero en esta primera noche sin ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario