Photo "Tulip". 1984, by Robert Mapplethope

Photo by Lissy Larichcia
"Me doy a mi misma buenos consejos pero rara vez los sigo"...
Lewis Carrol "Alice in Wonderland"

viernes, 30 de diciembre de 2016

"SALA BLANCA" (M.A.M.)

Y aquí estamos
de nuevo
Han pasado
cinco días,
ni tan siquiera
una semana.
Las mismas sillas
negras,
idénticas carpetas
amarillas,
continentes de los datos básicos,
de muchos de los que esperan.
Algunos acompañamos..
Hay muchos, solos.
Se les reconoce
por su mirada
asustada,
su boca
desnuda de palabras,
sus manos
solitarias
y, entre ellos,
demasiados ancianos
que
no tan siquiera elevan
su cabeza
por temor a molestar.
Y luego, el dominio
del blanco
que
avasalla,
asedia,
atosiga.
Blancas paredes,
puertas blancas,
blancas luces
y
muchas batas blancas,
batas que mandan,
batas que ayudan,
batas que hablan,
batas desnudas de alma.
Para ellas sólo existen
nombres
a los que llaman
sin conocerles de nada.
Y se saben fuertes.
No queda más remedio
que
seguir las órdenes que marcan.
Y sé que,
tarde o temprano,
una bata blanca
pronunciará
el nombre de mi hija.
Nos levantarnos
de las sillas
negras
en las que estamos sentadas.
La seguiremos,
confiadas
sin conocer
el destino
que
nos depara.

Photo by Noell S. Oszvald

miércoles, 28 de diciembre de 2016

"YA SON MÍAS" (M.A.M,)

Ya las conozco.
Ambas,
inician su recorrido
en tus
tendones de Aquiles.
Tan solo tienen
un año
de diferencia.
Surcan tus piernas
rectas,
orgullosas,
altivas,
hermosas,
conscientes
del dolor
que
las precedió,
sabedoras
del sacrificio
que
supuso
superar las heridas
que
provocó su nacimiento.
Me habías hablado de ellas
como se habla
de un amigo
al que quieres
pero
del que estás arrepentido
de haber conocido,
ese amigo
que siempre que te ve
te cuenta sus penas,
te pide dinero,
te roba tu tiempo.
Sabía que iban a gustarme.
Ahora, puedo asegurarlo.
He besado
la pequeña protuberancia
que marca su inicio
y
beso a  beso,
he recorrido
cada uno de los pasos
que
las forman.
Punto a punto,
las he tocado
con mis dedos,
con mis labios,
con mis pechos.
Creo haber contado
treinta y cinco
de esos puntos
en cada una de tus piernas,
Y,
¿sabes qué?:
esas cicatrices
ya son mías,
porque te las he pedido
y tú,
extrañado y en silencio,
me las has regalado

Photo "Eucalyptus bark" by Kablwerk


martes, 27 de diciembre de 2016

";LOS LOCOS MORIMOS SIEMPRE SOLOS" (M.A.M.)



Hoy te has ido sin decir nada,
aunque ya sospechaba que iba a ocurrir.
Eso se sabe.

Al principio, mis rarezas te atrajeron
mis locuras te cautivaron,
mi modo de amar te deslumbró

Pero ya no soy ese fascinante descubrimiento,
ya he perdido la pátina a nuevo que me cubría y
mi modo de amar acabó por cansarte.

Nunca te engañé. Desde el principio te dije que era excesiva en todo.
Para lo bueno y para lo malo, Excesiva amando, excesiva besando,
intensa en mis relaciones, vehemente en mis reacciones.

Como una estúpida pensé que tú serías diferente.
Supuse que me amarías con el mismo ímpetu irreflexivo con el que amo.
Soñé haber encontrado a otro loco maravilloso pero ¡qué equivocada estaba!.

Yo soy mujer de extremos pero desconozco las banalidades.
Soy irreflexiva, apasionada, inocente, ridícula como la loca que soy pero
jamás traicionaría a la persona que amo, a ella me entrego en cuerpo y alma

Los locos nacemos locos, no es suficiente con sentirse hechizado por ellos.
Los locos somos personas demasiado sensibles para el común de los mortales,
Por eso los locos morimos siempre solos.

lunes, 26 de diciembre de 2016

"LAS PALABRAS, MI ALIMENTO" (M.A.M.)

Vivo 
inmersa
hasta el cuello
en un pantano
de letras
que
parecen seguir
las órdenes
de alguien,
no sé quién,
para buscarse entre ellas.
Son,
como
amantes pasajeros
al encuentro
de ese
que,
al fin,
entienda sus rarezas,
comprenda sus temores,
explique sus contiendas.
Y así nadan
vocales y consonantes.
Las primeras
en clara desventaja
frente a las segundas
que vencen
por mayoría.
tras algún que otro
coqueteo,
unas y otras
se gustan,
irremediablemete
se atraen.
Tras unirse 
en libertad,
sin jueces, ni testigos
que den fe,
dan forma a 
las palabras.
Algunas,
nacen hermosas
y no necesitan
adorno alguno.
Celeste,
murmullo,
melifluo,
aterciopelado
caminan con la cabeza
bien alta.
Otras,
tienen menos suerte
y
solo pronunciarlas
provoca
melancolía.
Pasado,
infancia,
amor,
añoranza
avanzan taciturnas,
con miedo a que,
al ser evocadas,
provoquen
algún dolor
en el alma.
Solo sé
que yo
no podría vivir sin palabras.
Escribir 
me libera,
me limpia,
me ayuda a escapar de mí,
me hace sentir bien
durante el tiempo
en el que
selecciono 
sustantivos y adjetivos,
verbos y pronombres,
artículos y adverbios
mientras doy forma a un poema.
Las palabras son mi alimento.

Photo by Jacob Mailbomb









sábado, 24 de diciembre de 2016

"SENCILLAMENTE, TE QUIERO" (M.A.M.)

Te quiero aquí,
junto
a mí,
a mi lado.
Te quiero
porque
puedo decirte
"te quiero",
sin miedo,
sin sobresaltos,
mirándote a los ojos,
esos que me gustan
cuando están
a dos centímetros
de mí.
Te quiero
porque
contigo
puedo ser
como soy,
sin disimulos,
mostrarme desnuda,
pasear desinhibida,
bailar sin planificar
los pasos
que
debo dar.
Te quiero
porque
puedo
enseñarte,
sin temor,
mi locura,
mis miedos,
mis fantasmas
y
¿por qué no?,
esas estruendosas
carcajadas
que
durante demasiado tiempo
callé
porque molestaban.
Te quiero
porque
tus brazos abrigan,
tus besos alimentan,
tus palabras sosiegan
y, además,
siempre sabes utilizar
el tono adecuado,
el tiempo preciso,
la cadencia exacta.
Te quiero
porque
te gustan
mis manos, grandes
mis pechos, pequeños
mi voz, de niña
mis poemas, de principiante.
Sencillamente,
te quiero
porque
me quieres
de la forma
que
siempre
había querido
que alguien me quisiera.







viernes, 23 de diciembre de 2016

"INJUSTICIA" (M.A.M)

No creo
que haya cumplido aún
60 años.
Su larga
y
descuidada barba blanca,
su pelo cano,
la ropa 
que
le cubre,
oscura y sucia,
le envejecen.
Asumo
que no suelo
dar limosna.
Ya la palabra en sí
es fea,
no me gusta
pronunciarla, ni escribirla.
Pero un día le vi, 
sentado 
sobre unos cartones,
junto a una sucursal bancaria.
Y me fijé en sus ojos.
Me deslumbró su mirada,
viva, hermosa, inteligente.
Había algo en ella
que
irremediablemente
hizo que me acercase 
hasta él.
Ya a su lado,supe 
que 
debió de ser un hombre
con un trabajo digno,
quizá
con una familia
a la que mantenía
mes a mes.
Me contó 
que
era andaluz.
Es lo único que sé de él.
Aún soy incapaz de leer
lo que ha escrito
en un papel que apoya
sobre su gorra, en el suelo,
a su lado.
No puedo,
siento que invado su intimidad.
Pero, siempre que lo encuentro,
me acerco 
y
deposito en su mano
una moneda de dos euros.
El otro día, le pillé desprevenido.
Se giró 
y
conocí su sonrisa.
"Muchas gracias, señorita", me dijo.
Si viviese sola,
ese hombre tendría 
una habitación con una cama
en la que dormir,
un plato de comida asegurado,
porque 
donde comen tres,
comen cuatro
y, sobre todo,
compañía.
Pero carezco de libertad
para liberar de la pobreza
a un hombre digno
que siempre me responde
con una sonrisa
andaluza.

Photo by Lee Jeffries




miércoles, 21 de diciembre de 2016

"SEGUIRÁ AHÍ" (M.A.M.)

Y hoy he dicho
basta.
Porque,
de verdad,
ya no puedo
estirar más
mis extremidades,
ya soy incapaz
de fragmentar más
mis sentimientos,
ya no tengo fuerza,
ni ganas,
de romper
una vez más
el alma, mi alma
porque
he llegado a un punto
en el que he puesto en duda
su existencia,
Y ya no sé qué creer.
Pienso
que mi corazón
sigue latiendo
por inercia,
no cumpliendo
mis deseos
porque,
desde luego yo,
querría que parase
en este mismo instante.
Creo
que mis pulmones
funcionan
porque aún
no he logrado
deshacerme de la maldita
manía
de inspirar y expirar aire
por mi nariz.
Hoy me he dicho
que
ya es suficiente..
Ya no puedo soportar
los gritos, sus gritos,
las mentiras, sus mentiras.
El hecho de que me tome
por estúpida
me enerva.
Él goza de toda la libertad
que
me ha robado
y aún
se queja.
Si un día,
hace ya algunos años
decidí no continuar a su lado
fue,
no solo porque no le amaba.
Su mera presencia
me molestaba,
su piel
me asqueaba,
su voz
me repugnaba.
Pero ahí sigue,
dentro de mi vida
y, a mi pesar,
ahí seguirá,
aunque no aporte nada,
pese a que robe amor
por donde pase,
Es el padre de mis hijas
y eso
ningún juez
puede evitarlo
por más que él
lo haya deseado.

Photo by Chen Lee

lunes, 19 de diciembre de 2016

"MANUEL" (M.A.M.)

Es consciente.
Siempre
ha sido
un hombre
sensato,
prudente,
serio,
responsable.
Sabe
que
debe obedecer.
Desde niño
ha escuchado
que
con el trabajo
no se juega,
que
el trabajo
dignifica
honra,
ennoblece.
Además,
detrás hay
una familia,
una casa,
facturas,
deudas.
Nunca ha levantado
la voz.
Jamás ha desobedecido
una orden.
Horas
y
horas de más
que nadie agradece,
que nunca pagan
quienes mandan,
los que llevan corbata
y
tienen un despacho
y
no se ensucian las manos
porque
para eso están compañeros
como él
que bajan la mirada
y callan.
Pero hoy,
el de corbata se ha negado
y hoy,
por primera vez,
Manuel se ha rebelado.
Cinco minutos antes.
una llamada de teléfono.
Su hijo, el cuarto,
está a punto de nacer.
Pero debe quedarse
hasta
las tres de la mañana,
cinco horas más
de las estipuladas.
El de corbata
no cede.
Un casco de obrero
se resquebraja
contra el suelo.
Manuel ve nacer a su hijo,
el cuarto.
Al día siguiente,
alguien por encima de
el de corbata,
porque sí,
siempre existe otro.
más arriba,
le pide perdón.
No es una disculpa
sincera.
Simplemente sabe
que
contar con un hombre
honesto
es impagable.

Foto procedente de la Coleccción de la Biblioteca Pública de Nueva York

"VENGANZA" (M.A.M.)

Hace tiempo
que
vive con el frío
y
la oscuridad.
Viste
raídos jerseys 
de lana,
sobre pantalones
de felpa
y
todo lo cubre
con una gruesa
bata de cuadros
de un color
indefinido.
A partir de las seis
de la tarde,
se guía a duras penas,
gracias al resplandor
de su viejo televisor
y
de una hermosa hilera 
de pequeñas velas
bajo cuya luz
relee sus libros
de siempre
y,
cuando su pulso se lo permite,
escribe algún que otro poema,
para ella,
para escapar del hambre,
de los escalofríos constantes,
de la concurrida soledad,
habitada por sus miedos,
sus angustias,
sus ácidos pensamientos.
Es ya una experta
en alimentarse
del aire,
tomando como postre
algún recuerdo
del pasado.
Pero estos días se siente
invadida,
acosada,
asediada.
Bolas de colores,
luces que cruzan las calles,
empalagosas canciones
y constantes
anuncios
invitando
comprar regalos,
a adquirir comida,
obligando a ser feliz.
Cada año, 
la batalla se adelanta
un poco más.
A finales de octubre,
Berta ya encontró
los primeros turrones.
Cogió una tableta,
del de Jijona,
el único que sus dientes 
le permitirían masticar
y
en unos de los bolsos
de su chaquetón
lo introdujo, con cuidado.
En la caja pagó lo de siempre,
un litro de leche,
una barra de pan,
una caja de galletas
cuatro manzanas
y una botella de anís.
Escondido llevaba
su pedazo de Navidad,
ese que tiró en el primer contenedor
que
encontró
en venganza 
a esas fechas
que constantemente le recuerdan
lo sola que está,
lo pobre que es
y
a qué punto ha llegado
tras una vida
de continuos errores cometidos.






domingo, 18 de diciembre de 2016

"FANTASMAS III" (M.A.M.)

Hoy
me he rebelado,
hoy
no lo han logrado
a pesar
de redoblar sus fuerzas,
de aumentar en número,
de incrementar sus voces.
Esta noche,
se han sentado en mi cama.
He notado
como se hundía el colchón
bajo sus ingrávidos
e invisibles
cuerpos.
Han tirado de mi pelo
con saña,
han agarrado mis pies
como si de un tesoro
se tratara,
tirando de ellos
con tanta fuerza
que temí perderlos.
Se han aliado
con mi conciencia,
mi maldita conciencia,
para
lo de siempre,
para recriminarme
que
aún siendo mujer,
aún siendo madre,
desee ser libre,
aspire a abrir mis fronteras
me niegue a que nadie
me corte las alas
y
anhele amar
y
ser amada,
desear
y
ser deseada.
Han utilizado todas sus armas
para
disuadirme,
persuadirme,
desalentarme.
Años y años
intentándolo.
Pero se acabó.
No volveré a doblegarme,
no bajaré la cabeza,
no evitaré su mirada.
Hoy,
mis fantasmas,
han sido derrotados.
Desconozco 
si he vencido la guerra
pero
estoy segura
de haber ganado
esta batalla.




"PRIMER PLANO" (M.A.M.)

Estás ahí,
a dos centímetros
de mí.
Esta manía que tengo
de mantener
los ojos cerrados,
pero
te huelo,
te toco,
te siento
y
cuando los abro,
encuentro
tu primer plano
sobre mí.
Esa mirada
torturada,
una boca
que
olvidó reírse
en algúna esquina
de tu vida,
un cuello
fuerte
acostumbrado
a horas y horas
de trabajo.
Pero, hoy,
al fin
he escuchado
tu sonrisa,
que ha sonado
a niño tímido
y
travieso,
tus manos,
grandes, suaves,
han realizado
juegos malabares
sobre mis piernas
y
mi espalda.
Y he vuelto 
a cerrar lo ojos
para
dejarme envolver
por tu voz,
la más cadenciosa
y
cálida
que jamás
ha susurrado a mis oídos.
Y nos dejamos llevar.
Los centímetros
de distancia
que nos separaban
variaban
según la coreografía
de los bailes
que improvisamos
para terminar
habitándonos
conquistándonos,
invadiéndonos
dando por supuesto
que
todo lo que sucedía
estaba bien hecho.
En ese momento,
en ese preciso momento,
decidí
que no quiero conocer
a ningún otro
primer plano 
a dos centímetros
de mí.




sábado, 17 de diciembre de 2016

"FANTAMAS II" ( M.A.M.)

Y ya no tengo fuerzas.
Tantos gritos, 
tantos agravios,
tantas mentiras,
tantas comparaciones.
Siento no ser
como tú
hubieras querido
que fuera.
Una mujer
dócil,
obediente,
sumisa,
callada.
Lo siento.
Soy
una madre
que,
aún amando
a mis hijos
más que
a mi misma,
he cometido
la vileza
de sentir pasión,
de desear.
Soy
una mujer
que
me siento viva,
con todo lo que ello conlleva
Porque no estoy muerta,
porque aún respiro
y
aún me remueve
la pasión,
el amor,
el deseo.
Pero tú
hubieras preferido
preservarme 
en un frasco de cristal,
lejos del pecado,
en una vida
que
no es vida,
aislada
del deseo,
de lo sucio,
de la carne.
Pero,
aunque hubieses conseguido
introducirme en
ese frasco
probablemente,
hace un tiempo,
habría sacado
fuerzas de flaquezas
para romperlo desde dentro.
Pero ya no puedo más.
Me rindo.
Tú ganas.
Estoy sucia
por ser mujer y amar,
por ser madre y desear.
He claudicado.

Fotógrafo desconocido

jueves, 15 de diciembre de 2016

"FANTASMAS" (M.A.M.)

Otra vez han vuelto,
mis fantasmas
los que
nunca dan tregua
esos que
jamás descansan,
siempre al acecho
esperando
que
baje la guardia,
aunque sea un segundo,
para alzar su voz
contra mí,
la culpable,
la pecadora,
la descarrilada,
la impura.
En cuanto
aprecian
que
mi cabeza
sale del agua
para intentar 
tomar aire,
que
mis piernas
logran, por fin,
sujetar
mi cuerpo,
que
mis manos
han conseguido
dejar
de tamblar,
regresan
con todo su arsenal
de insultos,
agravios,
humillaciones.
Ellos dictaminaron
qué
normas debía acatar,
qué leyes cumplir,
qué ordenes obedecer.
Por eso, 
mis fantasmas,
jamás han perdonado
que
sea mujer y desee
que
sea madre y ame.
Para ellos,
siempre seré
una puta,
una rastrera despreciable.
Y lo cierto es
que ya no tengo fuerzas
para seguir luchando.
Cercenaré mi sexo,
mutilaré mis pechos,
amputaré mis manos,
cortaré mi lengua,
coseré mi boca,
cegaré mis ojos.
Solo así
conseguiré
obedecer a mis fantasmas
y
por fin
descansaré
porque ya estoy cansada
de tanta guerra.

Photo by Fracesca Woodman





miércoles, 14 de diciembre de 2016

"LA LLAVE" (M.A.M.)

Mi cuerpo
se hundió,
fragmentado,
hecho añicos,
tan pequeños
que
reconstruirlo
era
tan solo una quimera.
un sueño,
un delirio.
Quedó
diseminado
en el fondo embarrado
de aquel perdido pantano,
donde me arrebataste,
el último recuerdo
que 
de mi dignidad
conservaba.
Pero el lodo,
no me engulló,
al contrario,
me empujó hacia arriba.
Cada día recogía
y
ensamblaba
piezas de mi cuerpo
que encontraba.
Un empeine,
una rodilla,
una clavícula,
un pecho,
mi boca.
Cuando quise darme cuenta
era yo,
pero no la misma.
Tal vez,
ensamblé con fuerza
algunas piezas
o,
por el contrario,
utilicé demasiada delicadeza,
en otras, a primera vista,
sin importancia.
Un día me encontraste.
Asombrado,
me saludaste.
No pude mirarte,
ni tan siquiera hablarte.
Lo único que hice
fue
introducir mi mano
en tu bolsillo
y
recoger la llave
que un día me robaste,
esa que abre el cofre
donde guardo
mi felicidad.
Giré mis pasos
y
te di la espalda
para siempre.

Photo by Maria Svarbova

"MARTIN Y FELISA. AMOR DE EDIPO" (M.A.M.)

Según Freud, se denomina “Complejo de Edipo” a la atracción sexual inconsciente que siente un niño por su madre, percibiéndose así mismo un sentimiento de odio, también inconsciente, hacia el padre. El complejo suele darse hasta los siete años, en lo que el psicoanalista considera fase “fálica”, pero, ¿y si se alarga en el tiempo?.






Asturias 1935.



Un pueblo perdido en el monte astur, presidido por un elevado castillete minero y algunas granjas repartidas por los alrededores. Aquí vivía Felisa, una joven adelantada a su época, lectora voraz y cuya secreta aspiración era convertirse en una famosa escritora.

Pero Felisa era demasiado inteligente para darse cuenta que aquel deseo era algo totalmente inalcanzable para una mujer, hija única de los propietarios de una modesta granja con algunas cabezas de ganado bovino y ovino. Su destino estaba ahí y era muy difícil que pudiese escapar de él.
Además Felisa, enfrascada en sus inalcanzables aspiraciones, había dejado pasar el tiempo de una manera un tanto inconsciente para las costumbres de la época. Se podría decir que había construido un mundo paralelo al real, en el que no existían necesidades tan banales como la de concienciarse que como hija única que era, algún día debería casarse y tener hijos.

En el mundo de Felisa solo tenía cabida el que había sido su antiguo profesor en la escuela, un anciano republicano llamado Matías, que le proporcionaba, cada vez que acudía a su destartalada casa, la aventura de adentrarse en su bien poblada biblioteca. Fue de ese modo como Felisa tuvo acceso a obras de escritores rusos como GFogol, Chejov, Dostoyevski; ingleses como Shakespeare, Conan Doylle, Dickens; españoles como Cervantes, Pío Baroja, Pérez Galdós. Pero el anciano Matías también le había prestado “ La Illiada” de Homero, “El Príncipe” de Maquiavelo o “El Contrato Social” de Jean- Jacques Rousseau.

A su vez, el viejo Matías, además de ser el único conocedor de su secreta ambición de convertirse en una afamada escritora, le marcaba directrices y le enseñaba reglas de sintaxis y gramática consciente de que su futuro distaba mucho de aquella aspiración.
Sin apenas darse cuenta, Felisa celebró su vigésimo quinto aniversario y de pronto se dio cuenta que los años habían pasado muy deprisa, que si no conocía varón pronto, se quedaría soltera para siempre algo que, en el fondo, a ella no le importaba, pero egoistamente, sabiendo que su cruel realidad era aquella granja en la que vivía con sus padres, fue fríamente pragmática y decidió que en las próximas fiestas del pueblo debería conocer al que sería su marido.

Y así fue. Era el mes de Septiembre y se celebran las fiestas de los Santos San Cosme y San Damián. Felisa, además de sumamente inteligente y adelantada a su época, se sabía guapa y era consciente de que si se lo proponía con un ligero movimiento de sus caderas, en aquel cuerpo perfectamente formado, cualquiera de aquellos hombres se acercarían como perrillos al olor de la comida. Además, también sabía que, si no decía su edad, podía
pasar por, incluso, diez años menos, aunque se propuso no arriesgar y quito siete cifras a su verdadera edad.
Dio un amplio vistazo y se fijó en un hombre alto, algo rudo, pero “guapo hasta decir basta” y ya que se trataba de encontrar a alguien con el que formar una familia, al menos que a la vista, fuese agradable.
Se llamaba Martín, picador en el pozo minero del pueblo. Felisa solo necesitó esbozar una ligera sonrisa para tener a Martín a sus pies. Felisa no le confesó la edad y se propuso no hacerlo hasta el día en el que contrajesen matrimonio, porque Felisa ya había decidido que no quería molestarse en buscar otro pretendiente ya que en aquel microcosmos en el que se movía, le iba a resultar muy difícil encontrar algo mucho mejor.

Si algo tenía claro era que no quería convertirse en la típica solterona de pueblo, considerada por todos como mojigata y beata, a pesar de que ella pisaba la iglesia lo justo, es decir, los domingos y fiestas de guardar y, si lo hacía, era para ahorrarse habladurías y porque no quería hacer daño a su madre, devota fiel.

Tres meses después, en enero de 1936, se celebró la boda en la ermita que da cobijo a los santos en cuya romería se habían conocido.

Como hija de ganaderos, Felisa aportó una generosa dote y el ajuar, elaborado primorosamente por su madre, que llevaba años esperando en el armario de su dormitorio.
Como era lo deseado, Felisa se quedó embarazada prácticamente la noche nupcial, por lo que esperaba con ansiedad que pasasen esos nueve meses de embarazo para dar a luz al que sería su primer hijo, algo que, inesperadamente, se convirtió en un hecho que la llenó de ilusión, a pesar de haber creído durante toda su vida que carecía de cualquier instinto maternal.

Sin embargo, algo había ocurrido tres meses antes del nacimiento de su primer hijo. Cuando Felisa se encontraba embarazada de seis meses, estalló la Guerra Civil y, como era de esperar, su marido fue llamado a filas en el bando republicano. Cuando Felisa se despidió de él, algo en su interior le dijo que esa iba a ser la última vez que le vería. Y su presentimiento se hizo realidad. Dos meses después estaba enterrando a su marido en el cementerio de su pueblo. Un mes después nacía su hijo, póstumo, tras un terrible parto de más de veinte horas de duración. Como era de esperar, le puso el nombre de su difunto marido, Martín, y se fue a vivir junto a sus padres.

En Julio de 1939 se proclama el fin de la Guerra y el nacimiento de un nuevo gobierno a cuya cabeza se encontraba el General Francisco Franco.

Los meses siguientes fueron de una represión sangrienta hacia todos aquellos de los que se sospechase cualquier inclinación hacia el bando vencedor. Pero era tal la locura que rodeaba aquellos momentos que hasta los presuntamente intelectuales, poseedores de libros “generalmente pecaminosos o políticamente peligrosos” eran “pasados por el paredón”, es decir, eran fríamente asesinados.
Así murió su querídísimo maestro, el anciano Matías, con el que los vencedores no tuvieron ninguna piedad, a pesar de haber cumplido ya los ochenta años. Fue fusilado y su cuerpo tirado a una fosa común.

Felisa, previsora, hacía meses que había enterrado bajo el establo, todos los libros que le había regalado su viejo profesor. Había dispuesto todos los libros y sus escritos en cajas perfectamente selladas y había excavado una gran fosa bajo el bebedero del ganado.
Al finalizar la guerra, su hijo había cumplido tres años y se había convertido en el centro de su vida. Nunca hubiese podido imaginar que su corazón albergarse tanto amor por aquella personita que había heredado los hermosos rasgos de sus padres.

La cabeza de Felisa se puso a cavilar. Era claro que venían años duros y que aquel pueblo minero no era, desde luego, el sitio más seguro para ella y su hijo. Además, su padre, alistado en el bando nacional, había muerto hacía ya dos años y su madre nunca superó su pérdida; siempre se dijo que había muerto de pena, seis meses después.

Fue entonces cuando Felisa se propuso vender la granja y marcharse a la capital. Pero para eso debía tener algún apoyo importante que la respaldase.

Los años de guerra no habían restado ni un ápice a su belleza; es más, la maternidad había aportado a su rostro la dulzura que nunca había tenido. Pero si no le habían restado belleza, tampoco había perdido su inteligencia y su frialdad a cavilar su futuro.

Al igual que hacía ya cuatro años, se había propuesto conocer al que sería su futuro marido, ahora su intención era localizar a alguien que quisiese hacerse cargo de una bella viuda, madre de un hijo póstumo. En su contra estaba su difundo marido republicano pero ella supo como ocultarlo y solo hacía referencia a la muerte de su padre en las “nefastas manos de los salvajes rojos”. Fue así como logró encandilar al nuevo alcalde del pueblo, recientemente viudo, tras morir su esposa en el parto del que era ya su quinto hijo.

No hizo falta vender la granja ni acudir a la capital. Justo un año después, tras finalizar el reglamentario periodo de luto, contrajo matrimonio con Don Fermín, que venía acompañado de sus cuatro hijas nacidas de su primer matrimonio.

Don Fermín contrató a tres criadas, una cocinera, cuatro niñeras y una planchadora para que se hiciesen cargo de todo lo relacionado con el mantenimiento de una casa, casa que no tenía nada que ver con la primitiva granja tras las obras de reforma acometidas en la misma, utilizando la barata mano de obra de presos republicanos.

Si Don Fermín contrató cuatro niñeras, una para cada hija y no cinco, fue porque Felisa quiso criar personalmente a su único hijo, Martín.

Con su marido, tras la obligatoria noche nupcial, pronto logró instalar una distancia suficiente, de tal manera que, al mes de casarse, ya dormían en habitaciones separadas. Y Felisa supo que no corría ningún riesgo porque Don Fermín era un católico recalcitrante que de ninguna manera hubiese consentido la anulación de su matrimonio, pues era un hecho que este había sido consumado, aunque por suerte, Felisa no se había quedado embarazada.

Una vez alcanzada la seguridad, en todos los aspectos, Felisa vivía prácticamente separado de su marido y su prole de hijas, con su hijo Marín, en el el ala opuesta de la casa.
Hacía tiempo que había recuperado los libros y escritos enterrados y ahora era su hijo el que los devoraba con verdadera fruición, por supuesto, a escondidas de su padrastro.
Felisa y Martín consiguieron crear su propio microcosmos y, sin darse cuenta, pasaron los años. Martín acababa de cumplir diecisiete años y no conocía otra mujer que no fuese su madre. Aunque la cruda realidad es que no deseaba conocer a otra mujer que no fuese su madre. Ella lo era todo para él: madre, amiga, maestra y, desde hacía unos meses, amante…si, amante.

Una noche, Martín se despertó en la mitad de la noche y sintió el calor del cuerpo de su madre junto a él: comenzó a abrazarla suavemente, a besarla con mesura y al apreciar que no existía ningún rechazo por parte de su madre, continuó aquella sucesión de besos y caricias.

No hicieron faltas explicaciones. Jamás hablaron de ello porque ambos estaban felices viviendo de aquella manera. Nunca levantaron sospechas. Jamás don Fermín, ni sus cuatro hijas sospecharon nada. De cara a la galería, Martín era el hijo perfecto, constantemente preocupado por su madre, casada en segundas nupcias con un ex militar nacional, católico furibundo, con el que las relaciones no eran demasiado buenas. Felisa logró convertirse en “pobre Doña Felisa”, casada con un hombre de modales rudos y con cuatro hijas que cuidar.

De puertas adentro, hacía tiempo que Felisa no se dejaba tocar por otro hombre que no fuese su hijo, no mantenía prácticamente ninguna relación con su esposo, salvo la salida dominical a misa, acompañados de los cinco hijos que ambos habían unido como hermanos.

Sin embargo, la felicidad nunca dura lo suficiente. Martín fue llamado por el ejército para la realización del Servicio Militar y fue destinado a Melilla, a pesar de los lloros y ruegos de Felisa a su esposo don Fermín. Pero éste se negó, encontrando la situación perfecta para hacer pagar a aquella mujer con la que se había casado, hacía ya muchos años y de la que únicamente había recibido desprecio e indiferencia, hacia él y sus hijas. Por fin, don Fermín iba a saborear lentamente el dulce sabor de la venganza. Aunque el destino quiso que la revancha fuese más allá de sus propios deseos. En el viaje hacia Melilla, el barco  en el que cruzaba el Estrecho, Martín y sus compañeros de filas, naufragó, muriendo en el hundimiento más de doscientos reclutas, entre ellos el hijo de Felisa.
Cuando llegó la noticia a casa de don Fermín y su esposa, doña Felisa, nadie supo como reaccionar.
Felisa sintió que el corazón se le resquebrajaba en mil pedazos. Ni siquiera iba a tener la oportunidad de dan un entierro digno a su hijo, pues muchos cadáveres desaparecieron para siempre, entre ellos el de Martín.

Tras el año de obligado luto, Felisa aprovecho que su marido había salido para entrar en su despacho, abrió el cajón de la mesa donde guardaba las llaves del armario donde guardaba las llaves del armario donde guardaba sus armas, seguidamente abrió dicho armario sacando una pistola que su marido siempre mantenía cargada y metiéndosela en la boca, disparó.

Cuando don Fermín encontró a su esposa, con la cara destrozada por el único y certero tiro, debió entregar a la iglesia una importante cantidad de dinero, en forma de diezmos y primicias, para que su difunta esposa pudiese recibir santo entierro, algo que no habría sucedido de haberse sabido que la muerte de Felisa había sido un suicidio.

Don Fermín no lo hizo por ella, sino por el buen nombre de su familia, de él y de sus cuatro hijas.
Felisa fue enterrada tras la celebración de un gran funeral. Tras recibir cristiana sepultura, quedó olvidada para siempre en aquel triste cementerio al que nunca, nadie, fue a depositar flores sobre su tumba.

"EXTRAÑA" (M.A.M.)

No es posible
que
sea la única,
no puedo creer
que
no exista otra.
Es impensable
tener
la exclusividad
de las rarezas.
Tiene que haber
alguna mujer como yo.
Que se sienta
desubicada,
perdida,
extraña,
a quien le desagrade
la imagen
que 
refleja el espejo
al mirarse.
Que se alimente
de nostalgia,
pasado,
melancolía,
que deba medir
sus pasos
porque se sabe
obsesiva,
incapaz
de retener
sus palabras,
inútil
para mentir,
inepta
para engañar
y
crédula
hasta la estulticia.
Otra que no sepa
de templanza,
tibieza,
prudencia,
mesura
o
continencia.
Que se entregue
entera
sin medida,
que ame
en exceso
y
sin recelo. 
Si por casualidad
lees este poema
y
te sientes
identificada
por favor,
quiero que sepas
que
no estás sola,
que
al menos ya somos 
dos
en un mundo
en el que no tenemos cabida.

Photo by Celeste Mandarina.



martes, 13 de diciembre de 2016

"MIS SOMBRAS" (M.A.M.)

Y son ellas,
las sombras
quienes 
siempre me acompañan.
Sinuosas
serpeantes,
cortantes
o
incisivas,
según
la luz
que
acaricie
las superficies
que
las conforman.
Pero, 
siempre ha de ser de noche,
siempre ha de haber
un farol,
una bombilla,
un fluorescente
o
el reflejo de la luna.
Solo de esta manera
logro conseguir
abandonar mi soledad.
Por ello es que
jamás
me veréis de día
porque,
cuando no es de noche,
la sombras descansan
y ellas,
solamente ellas,
son las únicas 
que
no me fallan, ni me abandonan
que
siempre han estado
y
están 
a pesar de mi locura.
Ellas, las sombras
jamás
me han juzgado,
jamás
me han dejado sola.

Photo by Man Ray

"MIRAR SIN MIEDO" (M.A.M.)


Tengo un problema
o
un defecto
o
una manía.
Cuando amo,
me entrego entera,
en exceso, 
sin medida,
a campo abierto,
sin barrera, ni frontera
porque
no se amar
a medias,
con cautela,
con recelo,
atrincherada
tras un muro que proteja
Me desnudo
y
transparente
me entrego.
Ya me había acostumbrado
a amar
en solitario,
a mitades,
en fragmentos.
A entregar
sin recibir nada a cambio
pero,
no me importaba
porque era yo
quien amaba.
Pero,
siempre llegaba un momento,
siempre,
ineludiblemete,
que 
mis excesos
cansaban
que
mis intensidades
asfixiaban.
Hace poco,
no recuerdo,
cruzando una esquina
choqué
con una mirada
que
me dijo encontrarse
perdida y cansada
por buscar
y
no hallar
unos labios
que besasen sin decoro,
unos brazos
que abrazasen sin pudor,
unos ojos
que mirasen sin temor
a descubrirse
que miraban enamorados.
Fue entonces,
cuando decidida le dije 
a esa mirada:
"aquí estoy para cumplir
tus deseos,
porque eso que tú deseas
es lo que siempre he buscado yo".

Image by Birkins and Baseball          



lunes, 12 de diciembre de 2016

"ENCANTADA DE CONOCERTE" (M.A.M.)

Tu boca y mis ojos
se conocieron
sentados en la mesa
de un bar.
Desde un principio
se gustaron,
lo delataron
tu lengua y mis pestañas
Ambos iniciaron un sutil coqueteo
al que pronto se sumaron
tu nuca y mi cuello,
tus manos y mi cabello,
orquestado y pautado
por cálidos susurros
y
dulces palabras
de puro
coqueteo.
Nuestros cuerpos,
ya completos,
decidieron abandonar el bar.
En la calle,
nos rozamos
con descaro,
nos miramos,
sin vergüenza,
nos besamos,
sin decoro.
Nuestras piernas
nos guiaron a una cama,
ya no recuerdo,
si era tu casa
o
la mía.
Perfectamente,
podía haber sido un hotel,
porque, cada vez,
nos teníamos más ganas.
Nuestros brazos 
nos desnudaron
con prisa,
y,
con prosa,
empezó empezó un baile
no sujeto
a ninguna medida establecida,
liberado
de cadencias preconcebidas.
Al unísono, 
nuestras bocas musitaron
palabras
que
se cruzaban con suspiros de placer.
Nuestros cuerpos,
abrazados,
ya no eran dos,
tampoco uno.
Ambos estábamos habitados, 
tú por mí,
yo por ti.
Esa noche la pasamos fundidos
y
abrazados.
Al día siguiente, 
nos despertamos en tu cama, 
ahora ya lo recuerdo,
sudorosos y despeinados,
somnolientos y desnudos.
"Hola, me llamo Pablo", me dijiste
"Yo me llamo Ana, encantada de conocerte", contesté.

Foto (autor desconocido)

"MALDITO TIEMPO" ( M.A.M.)

Y este maldito
tictac del reloj
sobre la pared.
Me desespera.
Es como visualizar,
acústicamente,
el paso
del tiempo.
Porque no para,
porque no cesa.
Uno de mis deseos,
desde niña,
ha sido tener el poder
de parar
el transcurrir
de los minutos,
de las horas,
de los días,
de los años.
Recuerdo
tener un helado
entre mis manos
y
ser incapaz de disfrutar
de su sabor
sabiendo que,
tarde o temprano,
llegaría su fin,
el fin.
Porque,
no nos engañemos,
todos estamos abocados
a terminar,
siempre estamos terminando,
siempre.
Y hay cosas
que
desearía
que no tuvieran desenlace,
término,
conclusión.
Un amor correspondido,
el placer compartido,
la sonrisa de tu hijo,
la lectura de un libro
la capacidad de escribir.
Son terribles esos atardeceres
que
tiñen de naranja el cielo en verano
y
eres consciente de su escasa duración.
Siempre he vivido
con el miedo
a que todo se acaba,
sobre todo
lo bueno
porque lo malo
tiene la asquerosa manía
de dilatarse en el tiempo,
de expandirse,
haciéndose eterno.
Esta noche
debo recordar
quitar
la pila
al maldito reloj de la pared
que,
con cada tictac,
me está diciendo
que el tiempo se acaba.
Porque,
no nos engañemos,
el tiempo no cura nada,
el tiempo lo devora todo.


"Time, Part V" by Aimee Stewart (digital art)




domingo, 11 de diciembre de 2016

"HOY ME DEJO LLEVAR"(M.A.M.)

Me dejo llevar.
Hoy,
es lo que deseo.
Despojarme
de mi peso
y
deslizarme 
entre tus brazos,
para no pensar,
para solo sentir.
Quiero
oler el roce de tu piel
y
mi piel.
Saborear
como me miras,
como si fuese única,
como si fuese hermosa,
como si fuese digna
de ser mirada.
Resbalar
entre tus besos,
esos 
que nunca había conocido,
ausentes de poder,
carentes de dominio
rebosantes de amor.
Llenarme
de tu voz,
cálida,
acogedora,
plena de silencios
y
llena de palabras,
de verbos que nadie
había pronunciado,
de adjetivos
nunca susurrados
en mis oídos.
Alimentarme
de ti,
deshacerme 
en ti,
dormirme
sobre ti.
Hoy,
me dejo llevar.

Photo by Man Ray (1929)




"COBARDIA" (M.A.M.)

Tengo sueño,
tanto
que me cuesta
mantener
mi cabeza elevada,
la apoyo en mi puño
izquierdo
o
la recuesto
sobre mi brazo
derecho,
encima de la mesa
de la cocina.
Mis párpados
luchan
incansables
consigo mismos,
para no cerrarse,
para no caer,
para no perder
la luz de tus ojos
que
me miran
asustados,
por no saber
el por qué de mi sueño.
Quisiera hablar
pero
no puedo.
Querría explicarte
el por qué de mi estado,
de esta constante
somnolencia,
casi narcótica,
para que así,
al menos,
dejaras de contemplarme
como si de un fantasma
me tratase.
Y lo intento,
te juro que lo intento.
Pero,
¿cómo explicar
a alguien que te ama
que
si deseas dormir
es
por cobardía?.
Porque si fuese
fuerte,
si tuviese
valentía,
abandonaría para siempre
esta constante vigilía
en la que se ha convertido
mi vida
y,
de una vez por todas,
dormiría para siempre.

Paint by Omar Galliani (1954)


sábado, 10 de diciembre de 2016

"POESÍA INMEDIATA" (M.A.M.)



Si nadie puede confirmar con exactitud
que
el universo es infinito.
¿por qué voy a poner en duda
que
el amor que nos tenemos es eterno?.

Photo by Frank Horvat

"POESÍA INMEDIATA" (M.A.M.)

Dos cuerpos que se amaron
y
ahora se rechazan
conforman un minúsculo universo,
con caricias
que son estelas de cometas
ya desaparecidos,
con besos
que son reflejo de estrellas lejanas ya sin vida
y
con palabras que son viento, viento enloquecido.

Photo by  Paul Schneggenburger


viernes, 9 de diciembre de 2016

"LA MAÑANA" ( M.A.M.)



La mañana siguiente a la noche, 
en la que dos amantes 
se acostaron enojados, 
sin pronunciar una palabra, 
intentando 
no rozarse en la cama, 
sin tan si quisiera
un beso de despedida, 
se convierte 
en invitada 
que 
no sabe que hacer, 
desubicada
durante un desayuno en silencio, 
cada uno
enfrascado en sus respectivas lecturas 
para no ser el primero
en dar el paso a la reconciliación. 
La mañana se muestra incómoda
y
desearía tornarse en noche,
pues no le gusta ser
la convidada de piedra
en un café sin palabras.
Además,
no cree tener la suficiente entereza,
ni se siente capaz de soportar 
esa sucesión 
de momentos tensos,
de movimientos silenciosos,
de pasos quebrados,
de manos escondidas.
Para eso está la tarde. 
Tras la comida,
si es compartida,
puede aparecer una somnolencia conjunta
acompañada, tal vez,
de unas ligeras palabras
que
rompan el hielo y así,
con la llegada de la nueva luna
es posible
que
los amantes se acuesten juntos,
que la proximidad
propicie
las caricias, los besos, los abrazos
y lograr
al despertar,
haber tenido el tiempo suficiente
de habitarse mutuamente.

Photo by Rudolf Bonvie


"CICATRIZ"(M.A.M.)

Desconozco
quién te ha herido,
el por qué
de esa muralla
que has levantado
a tu alrededor,
la razón de esa coraza
que a fuego llevas fundida
sobre tu corazón.
Pero sé
que
te han hecho daño
y, por ello,
te has vuelto
cauto,
precavido,
receloso,
casi opaco.
Me parece injusto
que
quieras cargar
con todas las culpas
sobre tus hombros,
que
desees castigarte
cerrándote
a la vida,
porque lo que tu vives
es otra cosa,
algo que no tiene nombre,
pero
desde luego
no es la vida que mereces.
Nos hemos conocido
y
sin buscarlo,
sin quererlo,
sin tan siquiera soñarlo
nos amamos.
Puedo afirmar,
sin temor a equivocarme,
que,
tras salir herida
de muchas batallas,
existe la posibilidad
de renacer.
Que,
del dolor se aprende,
que
el daño, 
si no te hunde, 
si no te funde,
fortalece.
Que
el amor es potente,
curativo,
protector.
Tú y yo
juntos
seremos invencibles,
simplemente
por el hecho de amarnos
y, puedo asegurarte,
que tu dolor
dentro de poco
solo será
un mal sueño
del que, ni tan siquiera,
quedará
una pequeña cicatriz.

Photo by ffffound.com


jueves, 8 de diciembre de 2016

"HEMOS VENCIDO" (M.A.M.)

Pensé
que ya no sucedería.
Supuse
que estaba todo perdido.
Había dispuesto ya el conjunto
para
la despedida final.
Los besos dados,
los soñados,
los imaginados
los no recibidos
fueron guardados
en un pequeño
frasco de cristal
que
cerré con cuidado
para conservar
su música,
su cadencia,
su sabor.
Las caricias,
esas que conocí,
la totalidad
de las que que recibí
y a su vez entregué
y
aquellas que deseé
las doblé, 
tras haberlas almidonado,
y las dispuse,
una sobre otra
en un pequeño cajón de la cómoda.
Nuestros deseos,
los tuyos, 
los míos,
esos que nos hacían despertar
en mitad de la noche
obligándonos
a habitarnos sin dilación,
con premura, con pasión
los colgué, en perchas paralelas,
en la barra del armario
en el que también introduje
nuestros abrazos,
esos que me cobijaban
esos que te rodeaban,
esos que nos fundían
en un solo cuerpo.
Cuando ya me había convencido
de que todo estaba perdido,
cuando ya había dispuesto
sobre la cama,
que un día compartimos,
la ropa 
que a partir de ese día
estaba dispuesta a llevar,
ropa negra,
informe,
opaca,
volví a escuchar tu voz
y
con ella
regresó el calor,
la luz,
el brillo,
el candor.
Había recuperado la savia
que me mantiene viva.
Ahora sé,
que todo vuelve a ser
como antes
del muro de silencio.
Lo hemos derribado.
Hemos vencido.


Photo by MR
Aurclair

miércoles, 7 de diciembre de 2016

"ESTÚPIDA INGENUA" (M.A.M.)

Existen verbos
que,
pronunciarlos
sin sentirlos,
debía ser considerado
un delito,
un pecado,
una traición.
No se puede decir,
a la ligera,
como si tal cosa,
"te amo, sin medida
y
estoy convencido,
de que sin ti a mi lado,
yo muero".
Porque
si la persona que escucha
es
una estúpida ingenua,
alguien
con el corazón
roto en pedacitos
que,
logra mantener unidos
con un poco de celo
o
pegamento,
pero
que,
ante la más leve brisa
volverá a fragmentarse,
esa estúpida ingenua
creerá  a ciegas esas palabras.
¿Para qué?.
Para que el insensible de turno,
el ocioso, el aburrido,
ese que no tiene otra cosa que hacer
que
realizar increíbles juegos malabares
uniendo magistralmente
artículos con sustantivos,
verbos con adjetivos,
pronombres con adverbios
lance al aire,
como si de un diábolo se tratase
una mágica declaración de amor
vacía,
desnuda,
hueca,
vacua
que
esa estúpida ingenua
que soy yo
lo crea ciegamente
porque no hay nada peor
que desear encontrar amor
y
que, algunos,
lo sepan.


Photo by Daniel Murtagh

martes, 6 de diciembre de 2016

"OVILLO" (M.A.M.)

En ocasiones,
necesito
convertirme en un ovillo,
redondo,
sin fisuras.
Para ello,
tras tumbarme en mi cama,
desnuda,
inicio un proceso
en el que logro
curvarme,
de tal modo,
que mi cabeza
encaja
con mi estómago.
Mis piernas,
flexionadas,
acurrucadas,
prácticamente desaparecen
al ser abrazadas
por mis brazos.
Llega un momento
en el que
solo soy
un círculo impenetrable,
al que nadie puede fragmentar,
nadie consigue romper,
nadie logra penetrar.
Pero,
no sé por qué,
siempre queda un cabo suelto,
ya sea el dedo
de una mano,
un pelo
de mi cabello,
un pezón
de uno de mis pechos pequeños,
la esquina
de una de mis caderas.
Entonces,
aparece alguien que,
sin mi permiso,
comienza a tirar del hilo
deshaciendo el ovillo
en el que me había convertido.
Y
una vez que vuelvo a ser yo,
transparente,
vulnerable,
desprotegida,
ese que ha deshecho el ovillo
vuelve a romperme el corazón.






"YA NO" (M. A. M.)

Y ahí estás, frente a mí, expectante. Y aquí estoy, frente a ti, atiborrada de experiencias que me impiden avanzar. Debería dejarme llevar, ...