En esas noches oscuras,
vacías de luna
desnudas de estrellas,
cuando hacía frío
y
en mi cama, desnuda,
giraba, giraba, giraba
hasta que las mantas,
transformadas en mi propia crisálida,
me ahogaban
por la ausencia de esa valentía
que
necesitaba para renacer por las mañanas.
¿Dónde estabas?
en esas tardes de domingo
en las que me vestía de melancolía
y
en las que rogaba a mi sombra
que
me cantara una nana.
¿Dónde estabas?
en esos momentos de soledad sonora
de miedo a mí misma
en los que me sentía indefensa
y
llamaba a gritos
a la niña
que
jugaba
en la calle de mi infancia.
¿Dónde estabas?.
¿Por qué no te busqué?.
¿Acaso era el miedo quién me guiaba?.
Me duele aceptar que anduve errática.
Mi pasado está plagado
de círculos en los que caí,
de precipicios que volé,
de lamentos que provoqué.
Un día, apareciste tras toda un vida distantes,
y,
lo único que sé es que, ahora,
mi hoy eres tú y, sin ti, no existe mi mañana.
Photo by Paul Schneggenburger
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