Tras un año juntos,
después de toda una vida
sin encontrarnos,
no tengo cabida
para
la
duda.
Nunca nadie antes
había sido
tan generoso
conmigo.
Me has entregado
a ciegas
tu todo
y
tu nada,
tus silencios
y
tus risas,
tus luces
y
tus sombras,
tu corazón
y
sus cicatrices
tu pasado, tu presente
y
ese horizonte
al que deseas llegar
conmigo,
juntos,
sin calcular
pesos,
distancias,
pasados
y
esos aterradores fantasmas
que asaltan
hasta a los más valientes
cuando avanzan
haciendo
nuevos caminos.
No reprochas nada,
no cuestionas nada,
no censuras nada.
Al contrario.
Me regalas
cobijo,
calor,
abrigo,
asilo
y
la fuerza de tus brazos
para trabajar mano a mano
en ese mundo
que
juntos crearemos
y
en el que imperará
tan solo,
tu amor y el mío
sin diferencias
de
peso,
de
mando,
de
ternura
o
devoción.
Photo by Peter Turnley
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