Fui
una mujer
con una gran fuerza de voluntad
pero ahora,
que
la angustia me devora
las entrañas,
que
el miedo aplica dentelladas
en mi interior,
que
el ruido crece inexorablemente
a mi alrededor,
que
mis fantasmas se ríen
a carcajadas
de mi sombra,
me dejo llevar.
Llamadme
cobarde,
estúpida,
infantil
o
ingenua
pero
he agotado mis fuerzas
porque, no,
no soy fuerte
aunque
lo parezca,
no soy dura
aunque
lo simule,
no soy normal
aunque
lo intente,
por eso
me dejo llevar,
al menos,
durante unos minutos de tregua
por la suave brisa
que
generan tus abrazos,
por el "tempo" lento
que
marcan tus besos,
por la esponjosidad
que
provocan tus abrazos.
Me dejo llevar
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