presidida
por clavos.
Clavos
de infinidad de longitudes,
grosores,
diámetros.
Clavos
terminados
en un pequeño círculo
o
en una prolongación
del mismo clavo,
en forma de codo,
de ángulo.
Clavos de hierro,
de aluminio,
clavos brillantes
o repletos de herrumbre
de tanto usarlos
Necesito clavos
para clavar
con fuerza,
en la pared que forma
mi piel,
todos
mis miedos e incertidumbres,
mis pesadillas y mis fantasmas
con el único fin de intentar
someterlos,
impidiendo que escapen
de mi control.
Tengo clavos
de los que cuelgo
amores y sueños,
palabras y besos,
miradas y verbos.
Están dispuestos
silueteando
mi cuerpo.
Pero no son seguros.
Al menor contratiempo,
ceden por el peso de las emociones
rompiéndose a la mitad,
resquebrajandome de dolor
pues sus afiladas puntas
terminan siempre clavadas
en mi corazón.
Los peores
son esos que dispuse yo.
Aprovechando mi tristeza
clavé con fuerza
mi libertad a la sombra que proyecto,
mi corazón a un latido ajeno,
mi alma a ese Dios en el que
ya
no creo.
Llevo años intentando
desembarazarme
de mis clavos
pero
por cada clavo que consigo arrancar
nacen nuevos clavos
con una fuerza renovada.
Ya no puedo más
y
aquí sigo,
clavada
esclava de mis miedos,
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