tu primer beso.
¿Cómo no recordarlo?.
Ha trascurrido
apenas una semana.
O, ¿ha sido un año,
tal vez una vida?.
La relatividad del beso,
la dilatación del tiempo.
Tu beso fue una sorpresa.
Dos bocas desconocidas
no siempre se complementan.
Las nuestras,
nuestras bocas,
parecían desde siempre amigas.
Nuestras lenguas,
las nuestras,
simulaban una amistad inesperada y
tus labios
y
los mios,
mis labios,
iniciaron, por sorpresa,
un juego que parecía planeado.
Desde entonces,
ese primer beso,
el tuyo,
en mi boca,
ha sido preámbulo
de otros besos.
Aunque sigo sin saber si
han pasado ya ocho noches y
siete besos
o
si han sido nueve besos y
diez noches.
¡Qué más dá!.
La relatividad del tiempo,
la dilatación del beso.
Tu boca y
mi boca
son ya íntimas amigas.
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