en un gesto que lo dice todo.
Lo que antes era preámbulo
ahora es final definitivo
sin ningún punto de inicio.
Una mano, la mía, rechazada
en un gesto que lo dice todo.
Antes eran horas de caricias compartidas
ahora son solo esporádicos roces
cargados de desdenes, de gritos, de reproches.
Una mano, la mía, rechazada
en un gesto que lo dice todo.
Hace tiempo, hubiese deseado alargar el tiempo,
no separarme jamás.
Ahora deseo que llegue el momento
de cerrar la puerta y marchar.
Una mano, la mía, rechazada
en un gesto que lo dice todo.
Quizá el amor que deseo sea tan solo un sueño,
tal vez deba dejar atrás mis fantasmas de niña y
que la realidad se imponga como un bofetón que me haga reaccionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario