Expresar, sin recelo,
lo que quiero o deseo,
gritar, sin temor,
aquello que detesto o aborrezco.
Poder pensar en libertad y
expresarlo sin tapujos,
disentir de una opinión y
no callar por miedo,
ser dueña y señora de mis actos y mis sueños.
Quiero volver a tomar
mis propias decisiones.
Trazar el camino de ida al lugar que yo elija y,
llegado el caso, diseñar o tal vez no,
el camino de regreso.
Ansío amar como yo amo, con pasión,
con vehemencia y un punto de locura sin
el constante temor a que
el objeto de mi amor
me amenace con su huída.
Deseo recobrar mi autoestima,
mi propio espacio.
Marcar, de nuevo, el compás
que guíe mi baile y elegir, sin miedo,
el vestido que me acompañe.
Anhelo volver a tener
la posibilidad de equivocarme
sin la imperiosa necesidad de la disculpa,
sin la obligada genuflexión de mis rodillas
sobre los pedazos de un cristal roto.
Mirarme en el espejo y
sentirme satisfecha
con la imágen que refleja,
no como ahora, que solo veo
una triste sombra de lo que fui o
un patético esbozo de lo que seré muy pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario