Se mira en el espejo y
recela de la imágen
que le devuelve.
No reconoce a nadie.
Todos son fantasmas, amenazantes
que le hablan en un idioma
que no entiende.
Le agrede el sol y le hiere la luna.
Quisiera escapar de sí misma
con la esperanza de encontrar
a quien recuerda,
Le llegan retazos
de nombres sin cara,
de rostros sin voz,
de bocas sin sonrisas.
Llegan a su habitación
gente que desconoce y
que, a pesar de todo,
la besan, la lavan, la peinan.
Solo desea acabar, pero
"¿el qué?".
No sabe quién es.
No reconoce a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario