de mi propia vida,
cuyo guión ha sido escrito
a golpes, sin coraza alguna.
Vivo los acontecimientos
con perplejidad y miedo,
sin comprender aún
como he llegado a este punto.
Soy dos mujeres en una,
la que actúa y la que observa,
sin saber, cuándo, ni cómo,
cambió la máscara que mi cara cubre.
Me siento monstruo bicéfalo.
Un solo cuerpo completo
con sus piernas y sus brazos
pero, dos mentes, enemigas, enfrentadas.
Quisiera volver al origen primigenio,
al momento en el que yo
era dueña y señora de mis actos,
ese en el que aún conservaba mis dos alas preparadas para el vuelo.
Ahora estoy enraizada
en un lugar que detesto,
anclada en un terreno, en perenne barbecho,
sin que llegue nunca el tiempo
de arrancar las malas hierbas,
que crecen de mis pies y de mis piernas.
Merezco mi situación,
asumo mi condena.
No quise escapar cuando pude.
Tuve miedo y claudiqué.
Soy mujer de alas cortadas,
de piernas atadas,
esclava de mi pasado,
sumisa ante el futuro,
fantasma de lo que pude ser y no fui
por patética cobardía.
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