Soy cristal,
fino, muy fino,
transparente,
traslúcido,
frágil.
Soy agua,
estúpidamente
limpia,
canalizable,
embasable.
Soy aire
sin borrascas,
sin ventiscas
simplemente
por no molestar.
Por eso escribo.
Para sentirme libre,
para escapar del miedo,
para que no me rompan,
para no sentir frío,
este frío constante
que
me come por dentro.
Pero,
en ocasiones,
mis poemas,
mi grito deseaperado,
mi tabla de salvación,
mi cerrojo a la locura,
se convierten
en pesadas piedras,
peores
que la más gigantesca ancla
que me arrastran,
sin piedad,
a un fondo del mar
siniestro,
habitado
por monstruos abisales
que
esperan pacientes
mi caída
porque saben
que,
tarde o temprano,
mi debilidad,
mi locura
o, ¿por qué no?
mi estulticia
popiciarán
mi descenso
donde me esperan
sus bocas,
siempre abiertas
dispuestas a devorarme.
Photo by Anton Belovodchenko
No hay comentarios:
Publicar un comentario