Resido
en un mundo
de enajenación,
irracional,
irreflexivo,
intemporal.
Habitada
por silencios
obligados,
heridos,
impuestos.
Rodeada
de oscuridad
que atenaza,
que ata,
que constriñe.
Y
no puedo gritar,
no puedo encender la luz,
no puedo acercarme a la cordura
porque
ya estoy rota,
porque
ya estoy muerta
porque
ya estoy loca,
por ti,
ese que me partió el alma,
algo
en lo que nunca había creído
en lo que nunca había creído
hasta que la vi
rota
en mil pedazos
rota
en mil pedazos
y
a mí,
a mí,
No hay comentarios:
Publicar un comentario