necesito pellizcarme
para saber si,
lo que ocurre,
es real
o
tan solo es un sueño.
Podría haber jurado
que
ayer,
tú y yo,
estuvimos juntos,
por la noche.
Creo recordar
haber leído
para ti
mi último poema.
Las palabras
que
tengo acumuladas,
desparramadas,
justo al lado de mi ombligo
lo atestiguarían.
Sería capaz
de mencionar de memoria
todo lo que después
hicimos.
Nuestras manos,
ya amigas,
improvisaron
un baile desenfrenado
en el que,
giraron sobre
brazos y piernas,
cuellos y espaldas
con tus dedos
y
los míos
entrecruzados.
Tengo
tu voz grabada
en mi memora.
Es cálida,
generosa,
acogedora.
Y sé que sabes
susurrar,
algo que no es sencillo.
Nuestras bocas acariciaron,
nuestros ojos, besaron,
nuestros cuerpos, rodaron
para terminar
ensamblados,
de tal manera,
que
podría haber atestiguado
que
jamás habíamos estado
separados.
Sin embargo,
hoy al despertar,
estaba sola en mi cama.
No encontré
tu voz.
Tampoco tus manos,
ni tus dedos,
ni tus brazos,
ni tampoco tus abrazos.
Tuve que recurrir
al pellizco en la mejilla
para saber
que todo
era mentira.
Photo by Noell Oszvald
Podría haber jurado
que
ayer,
tú y yo,
estuvimos juntos,
por la noche.
Creo recordar
haber leído
para ti
mi último poema.
Las palabras
que
tengo acumuladas,
desparramadas,
justo al lado de mi ombligo
lo atestiguarían.
Sería capaz
de mencionar de memoria
todo lo que después
hicimos.
Nuestras manos,
ya amigas,
improvisaron
un baile desenfrenado
en el que,
giraron sobre
brazos y piernas,
cuellos y espaldas
con tus dedos
y
los míos
entrecruzados.
Tengo
tu voz grabada
en mi memora.
Es cálida,
generosa,
acogedora.
Y sé que sabes
susurrar,
algo que no es sencillo.
Nuestras bocas acariciaron,
nuestros ojos, besaron,
nuestros cuerpos, rodaron
para terminar
ensamblados,
de tal manera,
que
podría haber atestiguado
que
jamás habíamos estado
separados.
Sin embargo,
hoy al despertar,
estaba sola en mi cama.
No encontré
tu voz.
Tampoco tus manos,
ni tus dedos,
ni tus brazos,
ni tampoco tus abrazos.
Tuve que recurrir
al pellizco en la mejilla
para saber
que todo
era mentira.
Photo by Noell Oszvald
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