me doblo,
me pliego y repliego
y luego,
me disfrazo,
de fuerte
me pongo mi careta
de dura,
y camino
recta, muy recta
hasta que mi mente
me grita:
"¡para!".
Es entonces cuándo sé
que te he perdido
para siempre.
Fotografía de Matthieu Bourel.
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