Mi cuerpo
no admite hoy
ni un resquicio
de esperanza.
Supuse
que
era más fuerte
pero
me siento
como
un guiñapo,
una muñeca desvencijada,
un trasto viejo,
una antigua columna románica
hecha añicos.
Y,
juro que intento
rebuscar,
entre mi pelo,
algún hálito
de brisa suave
que
ayude
a remontar mi vuelo.
Aún conservo
mis alas,
esas que recobré
tras haber sido cercenadas
por aquel
monstruo,
que intentó
por todos los medios,
enjaularme
bajo el cobijo
de sus insultos
y
sus gritos.
Debo abrirme
ante el horizonte
e intentar volar.
Salir
de este círculo
que
me ahoga,
soltar
el lastre
que
me ancla
y
entregar mi cuerpo
al viento.
por todos los medios,
enjaularme
bajo el cobijo
de sus insultos
y
sus gritos.
Debo abrirme
ante el horizonte
e intentar volar.
Salir
de este círculo
que
me ahoga,
soltar
el lastre
que
me ancla
y
entregar mi cuerpo
al viento.
Solo espero
que
estés tú,
con tus brazos,
para recogerme.
Photo by Noell Oszvald
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