pero libremente.
Esa sensación
de sentir
que
mis manos
se funden con las tuyas
sabiendo
que
no existe obligación
de entrelazar
nuestros dedos
para siempre,
o,
tal vez sí,
tal vez sí,
según dicten
nuestros deseos,
esa sensación
me gusta.
No quiero
ser tú
ser tú
sin dejar
de
ser yo.
ser yo.
Deseo
que
que
tu mirada me hable
y
mis ojos te escuchen
sin discutir,
sin
alzar la voz,
alzar la voz,
sin
que nuestras pestañas
que nuestras pestañas
se alteren.
Tú
puedes ser yo
puedes ser yo
si así lo anhelas,
pero,
a ratos,
a ratos,
sin compromisos,
ataduras
o
nudos gordianos
nudos gordianos
de los que,
luego,
luego,
no puedas salir.
Tú y yo
podemos
podemos
ser ambos,
a la vez,
siempre
que
el deseo acompañe
el deseo acompañe
sin forzar
nada,
sin obligar
a nadie.
Tú y yo podemos
ser uno,
fundirnos sin límites,
amarnos sin sopesar,
simpleménte
amándonos
pero
con la libertad como bandera,
porque,
en el fondo,
tú
siempre serás tú
siempre serás tú
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