Siempre
he sido
enemiga del silencio
que
levanta barreras,
escarba trincheras,
incendia barricadas,
Pero,
hay ausencias de palabras
que
curan el alma
como
si de un bálsamo
redentor
se trataran.
Son
esas soledades
de
sujetos y verbos,
adjetivos y adverbios
que
tienen derecho
a
ocultar verdades
a
velar evidencias
a
reservar certezas
porque,
a veces,
la franqueza,
aunque venga de la mano de la sinceridad,
daña,
lastima
y
se ensaña
con corazones
que aún no tienen coraza
por
ingenuidad,
estupidez
o, simplemente,
por carecer
de la incapacidad de defenderse.
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