Dicen que
cada siete años
todas las células de nuestro cuerpo
se regeneran.
Así que, a mí
aún no me ha dado tiempo
a mudar de cuerpo
pero si mi forma de verme
en relación con los demás.
Podría decir su nombre
y
apellidos
pero, ¿para qué?, sabe bien
que hablo de él.
Me vistió de gritos
y
de desprecios,
me engalanó con sus constantes humillaciones,
me regalaba insultos,
pero también silencios que dolían como una losa.
Yo, estúpida, le entregué mi cuerpo, mi alma,
mi absoluta totalidad.
Él respondió convirtiéndome en su sierva,
usándome a su antojo.
Cegada, sumisa, enamorada, lo acepté.
Hasta el día que por milésima vez dijo basta.
Yo respondí que ya no le permitiría ninguna orden más.
Aún no han pasado
ni tan siquiera dos años,
Mis células están en proceso de regeneración.
Ahora no puedo entregarme, sin recelo, ni sospecha.
No quiero renunciar
a
mi libertad, mi orgullo, mi dignidad.
No es que haya olvidado amar,
es que me niego a amar sin condiciones,
aunque
tal vez eso ya no sea amor, si no un contrato
y
yo, no soy buena en matemáticas.
"Meditative rose" by Salvador Dali
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