Estoy en constante
movimiento.
Avanzo.
Pero todo avance
conlleva
tener un pasado,
un pasado
del cual
me arrepiento,
del que
no estoy orgullosa.
Un pasado
que
me hiere,
me lastima,
Un pasado
que
me daña
con saña
porque,
aunque no le evoque,
siempre hay alguien
dispuesto a recordármelo.
Y lo que no permito
es
que recriminen
ese pasado que es mío,
plagado de culpas,
fantasmas
y
remordimientos
porque,
en muchos momentos
de ese pasado
no era yo.
Era otra,
sumisa, ciega,
sorda, muda.
Impermeable
a cualquier tipo de abuso,
insulto, humillación.
Y
no me preguntes
cómo pude soportarlo
porque no lo sé.
Lo único que puedo decir
es
que ya es pasado,
ya no existe.
Quisiera
poder renacer,
alejada de esa persona
que
fui
o
soy.
Porque
hasta en en el más
más perfecto
círculo
pueden aparecer
esquinas,
en el blanco
más níveo
dispersas
máculas negras,
en el más hermoso rosal
terribles espinas.
Entonces,
¿por qué pensar
que
la más increíble
historia de amor
ha de estar libre de aristas?
Cuando dos personas
adultas,
se reencuentran,
tras más de una vida,
ambas tienen
un lastre,
en forma de pasado.
No estoy orgullosa del mío,
pero no permito
que nadie
me lo reproche.
Es mío, tanto,
No hay comentarios:
Publicar un comentario