nos encontramos,
con
la calle de nuestra infancia
como único testigo,
con
la luz de las estrellas
como única aliada.
Frente a frente,
vestidos de sentimientos,desnudos de recuerdos,
nos invadió
un pudor desprevenido.
Nuestras cuerpos,
aunque ya se conocían,
nunca se habían presentado.
En aquella cama pintada
de mil colores
tus brazos
y
mis piernas
reían nerviosos
sin saber muy bien
qué hacer..
El olor de tu piel
guió mis manos
hasta tu cuello
en el que deposité,
todos los besos
que
llevaban años escondidos
en la esquina más recóndita
de mi corazón.
Giramos y giramos
hasta que nuestros ojos
se miraron,
sonriendo con complicidad.
Me pediste, bajito,
las llaves
de mi casa
y
yo abrí, de par en par,
las puertas y ventanas,
invitándote a entrar,
convencida de que te quedaras.
Fue entonces cuando supe
que contigo
deseaba
compartir caminos,
repartir mis sueños,
construir castillos,
sonreír locuras,
pronunciar "te quiero".
Photo by Steven Puetzer
No hay comentarios:
Publicar un comentario