que me duela el alma.
A veces,
desearía no sentir,
carecer de emociones,
que
los pensamientos
que
se instalan en mi cabeza,
girando y girando
sobre sí mismos,
desapareciesen.
Quisiera ser
fría,
distante,
recelosa.
Que mis ojos
desconociesen las lágrimas,
mi boca, la risa,
mi piel, las caricias,
mi sexo, el calor tenso
que
provoca
la unión con otro cuerpo.
Vendería mi alma
al mismísimo diablo
a cambio
de no volver a vestirme
de melancolía.
de melancolía.
Le pediría
convertirme en estatua de sal,
para así instalarme
a la intemperie
y,
con las primeras lluvias.
disolverme, poco a poco,
hasta desaparecer.
A veces,
quisiera no ser yo.
quisiera no ser yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario