esos que siempre se ríen de mí
cuando me miro en el espejo,
han decido darme una tregua.
No soportan la derrota y,
desde hace unos días,
sus burlas no me afectan.
Los miedos
que habitan mi mente,
esta noche
han hecho
una pequeña maleta y
me han dicho adiós
con una mueca que no disimula
la frustración de su derrota.
Tras lavarme la cara,
la angustia se ha desprendido
de mis pestañas,
la inseguridad ha caído
a chorretones por mi rostro y
la tristeza,
esa que siempre habita en mi pelo,
ha visto
como era troceada
al ritmo de unas tijeras.
En un hatillo guardo,
gritos, humillaciones, desprecios,
que envío
por correo a una dirección determinada.
Quiero habitar una nueva habitación,
limpia de pasados,
inaugurada sin ti.
Fotografía Noell Oszvald
No hay comentarios:
Publicar un comentario