transversales,
circulares.
Vidas llanas,
agudas,
esdrújulas.
Vidas negras,
rojas,
blancas.
Aún
no he conseguido
vivir
una vida equilibrada,
tranquila,
indolora.
Si no es el pasado
quien,
en forma de fantasma,
me acecha
en cada esquina,
es el presente
el que
me ahoga,
me presiona,
me aplasta.
Si no es el amor
que siempre duele,
porque,
no nos engañemos,
siempre, siempre,
duele,
es el sexo
que complica,
condiciona,
relativiza
el placer.
Y luego,
la conciencia,
la maldita conciencia,
que
como la sombra
siempre me acompaña
recordándome
quién no deseo ser
y
soy,
que no debo hacer
y
hago,
que podría soñar
y
sueño.
Y
estoy harta.
Necesito una tregua,
un descanso
un descanso
tomar distancia
de mí
misma.
Necesito paz.
Necesito paz.
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