Tantos gritos,
tantos agravios,
tantas mentiras,
tantas comparaciones.
Siento no ser
como tú
hubieras querido
que fuera.
Una mujer
dócil,
obediente,
sumisa,
callada.
Lo siento.
Soy
Lo siento.
Soy
una madre
que,
aún amando
a mis hijos
más que
a mi misma,
he cometido
la vileza
de sentir pasión,
de desear.
Soy
una mujer
que
me siento viva,
con todo lo que ello conlleva
Soy
una mujer
que
me siento viva,
con todo lo que ello conlleva
Porque no estoy muerta,
porque aún respiro
y
aún me remueve
la pasión,
el amor,
el deseo.
la pasión,
el amor,
el deseo.
Pero tú
hubieras preferido
preservarme
en un frasco de cristal,
lejos del pecado,
en una vida
que
no es vida,
aislada
del deseo,
de lo sucio,
de la carne.
Pero,
aunque hubieses conseguido
introducirme en
ese frasco
probablemente,
hace un tiempo,
probablemente,
hace un tiempo,
habría sacado
fuerzas de flaquezas
para romperlo desde dentro.
Pero ya no puedo más.
Me rindo.
Tú ganas.
Estoy sucia
por ser mujer y amar,
por ser madre y desear.
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