solo deseo acercarme,
un poco más,
hasta
que
tu boca
y
la mía,
hasta ahora desconocidas,
comiencen a ser amigas.
No tengas miedo,
si tú no quieres
no haré nada
pero
si me das permiso,
nuestras miradas
hablarán
con confianza.
Mis dedos,
bailarines en mis manos,
desean improvisar
una coreografía
utilizando
tu piel como escenario.
Lo sé, tú me lo has dicho.
Tienes cicatrices,
rastros de heridas de un pasado
que aún te duele.
Si me dejas,
las recorreré beso a beso,
besos que son bálsamo,
besos que no hieren,
besos que desean ser besados.
Tus brazos son fuertes.
Deja que me introduzca
en ellos,
que me acurruque,
prometo no lastimarte.
Y,
cuando tengas confianza,
te invitaré a entrar
en mi casa.
Abriré para ti sus puertas
de par en par
y
espero
que en ese momento,
tus miedos se hayan desvanecido,
que entres sin pensarlo
y
que ambos disfrutemos
del fuego que he encendido
para eliminar tu frío.
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