que
no podía ser cierto.
Hubiese sido la primera vez
en la que todo iba perfecto.
Pero,
la suerte
nunca ha sido
mi amiga.
A veces, tengo la sensación
de ser perseguida
por alguien
que
impide mi felicidad.
Esta vez es una hija.
Una hija
que
amenaza.
Y yo,
no sé si tengo fuerzas
para luchar.
Moralmente, ya me siento
derrotada.
Además creo
que
no me ampara ningún derecho.
Una hija es sangre de su sangre
y yo
una simple y estúpida recién llegada.
No puedo darle a elegir,
no soy nadie para hacerlo.
Solo sé que,
desde esta mañana
no he dejado de llorar
porque
sé que algo se ha roto.
Puedo luchar contra
jornadas mararatonianas de trabajo,
con una total falta de tiempo
pero,
no con en el desprecio de una hija,
porque he sido hija
y he adorado a mi padre
y
siempre seré la extraña,
la vil,
la malvada.
Y jamás pondría en la tesitura de elegir
al hombre
que amo.
Photo by Steven Miesel
No hay comentarios:
Publicar un comentario