"¿Puedo besarte?",me preguntaste.
"Si para besar, tienes que pedir permiso, mejor no me beses", te respondí.
Un beso, para ser beso,
debe ser deseado por dos
sin orden, ni concierto,
puro caos a destiempo.
Un beso es tiempo dilatado y
momentos desvanecidos.
Es un encuentro inesperado
de dos bocas que se encuentran.
Un beso no es una orden,
no es una ley, ni es precepto.
Es inicio de un proceso
que prosigue con caricias y con versos.
Besos que son versos
sin ninguna palabra escrita,
improvisando al momento
cada estrofa, cada rima.
Un beso puede ser inicio
pero jamás debe ser fin,
puede esconder deseos,
pero nunca guardar secretos.
Un beso es instrumento
de una canción inesperada,
al igual que puede ser lienzo
de un cuadro en movimiento.
Un beso requiere,
dos bocas que se fundan,
dos lenguas que se confundan y
cuatro ojos que se cierren.
Ahora sí, has hecho bien, me has dado el beso deseado, sin pedir permiso, ni turno.
Estos son los mejores besos, los que son preámbulo, son nudo, pero nunca desenlace.
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