Nuestros ojos
no se han mirado.
no se han mirado.
No conocemos
el tacto
de nuestra piel.
Aún
nuestras manos
no han jugado
y nuestro pelo
se mantiene virgen
al contacto de unos dedos
que
desean
explorar
rincones escondidos
de nuestros cuerpos.
Nuestras bocas,
nuestras lenguas
no se han presentado.
Tu manera
de caminar
por mis palabras,
tu cadencia
al susurrar
mis silencios,
tu carencia
de promesas,
tu fidelidad
al tiempo,
tu tímida
sonrisa,
tu miedo
a dañarme,
tu sinceridad
contenida,
tu cuidado
al protegerme.
Eso,
jamás lo había conocido.
La lejanía de lo obvio,
la distancia de lo evidente
consiguen que,
cuando hablamos,
no vengan a visitarme
ni mis miedos, ni mis fantasmas.
Tú los mantienes alejados
y eso
te convierte en especial,
No hay comentarios:
Publicar un comentario